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Maestra, ¿qué es el amor?

Uno de los niños de una clase de educación infantil preguntó:
  • Maestra… ¿qué es el amor?
La maestra sintió que la criatura merecía una respuesta que estuviese a la altura de la pregunta inteligente que había formulado. Como ya estaban en la hora del recreo, pidió a sus alumnos que dieran una vuelta por el patio de la escuela y trajeran cosas que invitaran a amar o que despertaran en ellos ese sentimiento. Los pequeños salieron apresurados y, cuando volvieron, la maestra les dijo:
  • Quiero que cada uno muestre lo que ha encontrado.
El primer alumno respondió:
  • Yo traje esta flor… ¿no es bonita?
A continuación, otro alumno dijo:
- Yo traje este pichón de pajarito que encontré en un nido… ¿no es gracioso?
Y así los chicos, uno a uno, fueron mostrando a los demás lo que habían recogido en el patio.
Cuando terminaron, la maestra advirtió que una de las niñas no había traído nada y que había permanecido en silencio mientras sus compañeros hablaban. Se sentía avergonzada por no tener nada que enseñar.
La maestra se dirigió a ella:
  • Muy bien, ¿y tú?, ¿no has encontrado nada que puedas amar?
La criatura, tímidamente, respondió:
- Lo siento, seño. Vi la flor y sentí su perfume, pensé en arrancarla pero preferí dejarla para que exhalase su aroma durante más tiempo. Vi también mariposas suaves, llenas de color, pero parecían tan felices que no intenté coger ninguna. Vi también al pichoncito en su nido, pero…, al subir al árbol, noté la mirada triste de su madre y preferí dejarlo allí… 
Así que traigo conmigo el perfume de la flor, la libertad de las mariposas y la gratitud que observé en los ojos de la madre del pajarito. ¿Cómo puedo enseñaros lo que he traído?
La maestra le dio las gracias a la alumna y emocionada le dijo que había sido la única en advertir que lo que amamos no es un trofeo y que al amor lo llevamos en el corazón. 
El amor es algo que se siente.
Hay que tener sensibilidad para vivirlo.





¡¡NO TE METAS EN MI VIDA!!   
José Luis Prieto.
Hoy que estoy profundizando mis estudios teológicos en la Familia; sus valores, sus principios, sus riquezas, sus conflictos, recordaba una ocasión en que escuché a un joven gritarle a su Padre:

¡¡NO TE METAS EN MI VIDA!!
Ésta frase caló hondamente en mí, tanto, que frecuentemente la recuerdo y comento en mis conferencias para padres e hijos.
¿Si en vez de sacerdote, hubiese optado por ser padre de familia, qué le respondería a mi hijo, si él me hiciera esa pregunta?
Esta podría ser una respuesta:
¡¡Hijo, un momento, no soy yo el que me meto en tu vida, tu te has metido en la mía!!
Hace muchos años, gracias al profundo amor que mamá y yo nos tenemos, Dios permitió que llegaras a nuestras vidas y ocuparas todo nuestro tiempo. Antes de que nacieras, mamá se encontraba mal, no podía comer, y además debía guardar reposo, así que yo, tuve que encargarme de las tareas de la casa, además de mi trabajo.
Los últimos meses, antes de que llegaras a este mundo, mamá no podía dormir y tampoco me dejaba dormir a mí.
Antes de nacer los gastos aumentaron increíblemente, tanto que gran parte de nuestro salario se gastaba en ti, en el médico que atendía a mamá, en medicamentos y en comprarte lo mejor. Mamá quería cómprate todo lo que veía para bebes, las mejores prendas, y lo más lindo.
Y tu, me dices: ¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
Llegó el día en que naciste y compramos un recuerdo para regalar a todos aquellos que vinieran a conocerte.
Desde la primera noche no dormimos. Cada tres horas como si fueras un reloj nos despertabas para que te diéramos de comer, otras veces te sentías mal y llorabas todo el tiempo, sin que nosotros supiéramos que hacer, pues no sabíamos qué te sucedía y hasta llorábamos contigo.
Y tu, me dices: ¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
Comenzaste a dar los primeros pasos y tuvimos que estar detrás de ti todo el tiempo, ya no podíamos sentarnos tranquilos a leer el periódico, a ver una película, ni podía ver el partido de mi equipo favorito, porque para cuando menos lo esperaba, te perdías de mi vista y tenía que salir tras de ti para evitar que te lastimaras.
Y tu, me dices:
¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
Todavía recuerdo el primer día que fuiste a la escuela. Tuve que llamar al trabajo y decir que no podía ir, porque tuve que acompañarte al colegio y estar contigo. Tú no querías entrar, llorabas y me pedías que no me fuera, tuve que pedirle a la maestra que me dejara estar a tu lado, hasta que tomaras confianza.
A las pocas semanas ya no me pedías que no me fuera, y unos pocos días mas tarde, hasta te olvidabas de despedirte cuando bajabas del auto corriendo para encontrarte con tus amiguitos.
Y tu, me dices: ¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??

Seguiste creciendo y nos pedías que te lleváramos al lugar en que te reunías con tus amigos, y que te dejáramos y te recogiéramos unas calles antes. Eras demasiado moderno y no se cuantas cosas más.
No querías llegar temprano a casa, te molestabas que te pusiéramos límites o reglas, no podíamos hacer comentarios acerca de tus amigos, sin que te volvieras contra nosotros, como si los conocieras a ellos de toda la vida y nosotros fuéramos unos "desconocidos" para ti.
Y tu, me dices:
 ¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
Cada vez sé menos de ti, y lo que sé, es a través de los demás, ya no quieres hablar conmigo, dices que siempre te estoy regañando. Todo lo que yo hago está mal y te burlas de mí.
Y yo me pregunto, ¿Cómo con tantos defectos he podido darte todo lo que tienes?
Mamá se queda despierta y no me deja dormir preguntándome si has llegado a casa, diciéndome que es muy tarde y que tu celular está desconectado, que ya son las 3:00 de la mañana y no has llegado.
Solo cuando te oye entrar en casa y cerrar la puerta de tu habitación, podemos dormir.
Y tu, me dices:
¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
Te aburre hablar con personas como nosotros, que no entienden el mundo de hoy, por eso sólo me buscas cuando hay que pagar algo, necesitas dinero para la universidad, o para tu diversión.
Y tu, me dices: ¿¿NO TE METAS EN MI VIDA??
¡¡Hijo, yo no me meto en tu vida… tu te has metido en la mía, y te aseguro que no me arrepiento de que lo hayas hecho y la hayas cambiado para siempre!!
Mientras esté vivo, me meteré en tu vida, para ayudarte, para formarte, para amarte y para hacer de ti una persona de bien.
Además si no lo hago yo, otros se meterán en tu vida y esa es una responsabilidad que me corresponde a mí.
¡¡ Sólo los padres que saben como meterse en la vida de sus hijos logran hacer de éstos, hombres y mujeres que triunfen en la vida y sean capaces de amar y ser amados!!
“La paternidad no es un capricho o un accidente, es un don de Dios, que nace del Amor”.



10 cosas que debes saber de tus padres para entenderlos
Colaboración de Edgar Martínez (Webmaster)
México


1. Ya pasaron por el mismo camino que tú.
Aunque vivieron en épocas distintas, el camino desde la niñez, hacia la adolescencia y adultez, es el mismo desde hace cientos de años. La experiencia no se compra en la esquina. Aprende a escucharlos y absorbe su sabiduría. Te ahorrará muchos dolores de cabeza.

2. Tu papá fue joven y noviero.
Si tu papá no te deja tener novio hasta los 15 años y no te deja a estar a solas con él, no es por egoísmo… Es porque él también fue joven. Sabe lo que le hacía a sus novias a esa edad, por eso quiere evitar que te lo hagan a ti. El león cree que todos son de su condición. Sus celos son directamente proporcionales a lo travieso que fue de joven. Sonríe.

3. Tu madre sabe de los peligros que pasan las mujeres.
Las mujeres pasan por muchas cosas. Alguna amiga me comentó “las cosas que tengo que pasar por ser mujer” ¿Te gustaría tener una maestra que te dijera los obstáculos que te enfrentarás y cómo superarlos? Esa maestra se llama “madre”.

4. Tus padres saben de los beneficios de estudiar una carrera.
Es posible que tus padres no recibieran guía de jóvenes, estudiaran hasta la secundaria, se dedicaron a divertirse y de forma tardía, descubrieron que tener preparación profesional les hubiera facilitado la vida. Mejor remuneración y trabajos más agradables. Quieren transmitirte, lo que aprendieron de mala manera.

5. Trabajar 12 horas al día es asfixiante ¿Tú tendrías el humor de escuchar a alguien después de semejante cansancio?
Se que necesitas ser escuchado. Amar y expresarte, son las únicas necesidades del ser humano. Pero ponte en los zapatos de tus padres. Después de un extenuante día de trabajo, lo que más deseas es relajarte. Ver televisión. Escuchar la radio. Tú harías lo mismo ¿Por qué no esperar hasta el fin de semana? Si no tienen tiempo para escucharte, no significa que no te amen. Significa que están cansados y necesitan un break. Superman y la Mujer Maravilla solo existen en las caricaturas. Tus padres, son humanos.

6. Fueron maltratados por sus padres, y repiten de forma inconsciente los mismos errores que cometieron con ellos.
Tu mamá te platica 100 veces la historia de cuando sus padres la maltrataban, la ponían a trabajar de niña, como no le daban amor ¿y qué crees? Hace exactamente lo mismo contigo ¿Por qué? “Lo que resistes, persiste” y mientras tus padres más platican de algo, más vivo está en su memoria y actúan de la misma forma, sin darse cuenta. Están dormidos. Actúan como robots, presa de sus propios rencores. El antídoto del rencor es el perdón. Y si hubieran aplicado el perdón, no te estarían tratando así. Alguien tiene que aplicar el antídoto, o tú actuarás de la misma forma con tus hijos. No puedes pedirles a otros que lo hagan. Empieza por ti. Perdona a tus padres y rompe el círculo vicioso del desamor. Solo así, las siguientes generaciones nacerán con amor.

7. Las modas cambian y ellos no lo comprenden.
En la época de Elvis Presley eran los peinados engomados y copetes. Pantalones acampanados. El danzón y rock and roll. Ahora, son los pantalones a la cadera. Los hombres, con cabello largo. Las mujeres con cabello corto. Peinarse, significa andar despeinado. El piercing, los tatuajes. El sensual regaetton. Shakira. Todos pensamos que nuestra época es la mejor. Ponte tu traje de foca y que se resbale todo lo que te digan. No los resistas y solo escúchalos. Nunca llegarán a un acuerdo.

8. Los padres hablan en japonés y tú en español.
Tú, deseas platicar como te sientes, compartir las cosas que te han pasado y escuchar un “te quiero”. Ellos, te compran la computadora, ropa, zapatos y te pagan la colegiatura. Tú, quieres tiempo. Ellos, te dan dinero. Son idiomas distintos para expresar el amor. Para un padre, amor significa ser responsable y proveerte de todo lo que necesitas en la escuela, para que en un futuro seas un profesional y te valgas por ti mismo en la vida. Si un japonés tiene diferentes palabras para decir gracias ¿Llorarás porque no te dice gracias en tu propio idioma? Claro que no. Si aprendes que muchas gracias en japonés se dice “Domo Arigato”, cada vez que te diga esta palabra, entenderás que te está diciendo gracias. Y te sentirás satisfecho. No llores porque no te escuchan ni te dicen te quiero. Su forma de expresarte su amor, es trabajando duro para que no te falte nada.

9. No busques en el noviazgo, lo que no encuentras en casa.
Los peores noviazgos, son cuando buscas a alguien para rellenar tu soledad. Peor aún, si tu pareja experimenta el mismo problema que tú. Agarras a tu pareja como tabla de salvación. En el fondo no la amas. Solo estás con ella por miedo a la soledad. Hay conflictos todo el tiempo. Y cuando se pelean o terminan, incluso sientes el deseo de suicidarte “es que el era el único que me entendía”. Y buscas en las relaciones íntimas, el amor que no tienes en casa. Sexo no es igual a amor. Trabaja en tu autoestima y de ser necesario, dile con claridad a tus padres que entiendes que su forma de amarte, es dándote cosas, pero que tú lo que más necesitas en estos momentos, es atención, amor y que te escuchen. Pero dilo. Nadie es adivino. Mil veces preferible que hables, a que salgas embarazada.

10. No hay escuelas para padres. Se aprende a palos.
Aunque existen actualmente escuelas para padres, sufren de la misma deficiencia que el sistema educativo actual: no tienen nada que ver con el mundo real. Acepta que tienen que experimentar contigo y lo hacen lo mejor que pueden. Aprenderán de sus errores. Ten paciencia.

11. También ellos necesitan de tu atención y afecto.
No son estatuas. Son seres humanos que se alimentan de amor. Experimentan la incertidumbre de si estarán haciendo bien su trabajo como padres. Expresarles un “te quiero” y decirles que aprecias lo que hacen por ti, los motivará a seguir superándose en esta difícil profesión llamada “ser padre”.

¿Qué no eran 10? Este decálogo viene con pilón.


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